5 may 2015


 

Debido al acceso a pie, y a su escasa profundidad, menos de 8 m en todo el recorrido, este itinerario es especialmente aconsejable para realizarlo con equipo ligero.Como ya hemos dicho, se accede al agua por el entrante situado más al norte de la península, donde tenemos entre medio metro y un metro de agua. Encontramos un escalón y nos sumergimos, teniendo una profundidad de unos 2 o 3 m. En esa zona, nos encontramos en un cañón, con paredes verticales cubiertas por el alga verde Udotea petiolata. También podremos ver esponjas y pequeñas anémonas del género Aiptasia.

En la pared que nos queda a la derecha podemos ver una especie de ventanas que conectan con las piscinas. Avanzamos y encontramos un segundo escalón donde el fondo desciende a unos 5 m de profundidad y al poco empezamos a ver la pradera de Posidonia oceánica que en algunos puntos llega hasta la pared de roca que forma la península. Con la pared a de nuestra izquierda continuamos avanzando con la roca a nuestra derecha, rodeando la península en el sentido de las agujas del reloj. El fondo está tapizado de algas y si nos alejamos algo de la pared, estaremos sobre pradera densa de Posidonia.

En este punto, donde podremos observar esta planta creciendo tanto sobre sustrato blando o sobre roca, formando intrincadas estructuras con sus rizomas. Se pueden ver aquí grandes bancos de peces como obladas, Oblada melanura, que nadan entre dos aguas, o salpas, Sarpa salpa que se alimentan mordisqueando las hojas que forman la pradera.La pared de la isleta forma una cornisa y una plataforma sumergida en su parte superior, a consecuencia de la erosión del oleaje, y muestra un perfil convexo a partir de 1 m de profundidad; al seguir avanzando, en cierto momento encontramos un talud vertical, con cierta concavidad, que forma una especie de semicírculo. El fondo está cubierto de grandes bloques de piedra que en su parte más alejada a la costa ha sido colonizada por la pradera.

El talud vertical da paso al segundo entrante, en el que penetramos y encontramos la entrada a las piscinas sobre la pared de la derecha y a un metro de profundidad. Se recomienda detenerse deslizándonos con cuidado por la primera de las entradas y pasamos a un receptáculo rectangular con dos oquedades en la pared de la derecha y otro al fondo. Las oquedades laterales comunican con sendas piscinas y la del fondo con el cañón por el que entramos al agua.Estas ventanas de comunicación están abiertas en superficie, aunque se estrechan en la parte superior, por lo que hay que llevar cierto cuidado al pasar por ellas. Resulta emocionante estar sumergidos dentro porque de este modo, la superficie del agua se asemeja a un techo, y tenemos la impresión de encontrarnos en un laberinto de habitaciones comunicadas por pequeñas entradas.